dijous, 20 de maig del 2010

La casa de las palabras

A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...

condiciones

A todos esos que aprovecharon su condición para aprovecharse de los más débiles.
En realidad, no más débiles, sinó con menos poder en sus manos. Con menos posibilidades de cambiar el mundo porque no han nacido en el lugar del otro, pero que en realidad, se sienten afortunados de poder terminar el día e irse a dormir. Y soñar.
Y no como ellos, los otros, aquellos que dicen, parecen, actúan y tratan como que són de otra condición cuando en realidad, lo único que les distingue de todos los demás es el dinero. Cuando esa condición lo único que les permite es poseer más bienes, más empleados y más, aún más ansias de grandeza.
Nada que ver con vida, humanidad, cariño y respeto.
Que penita me dais, cuanto dinero teneis y cuán poca felicidad para poderlo disfrutar.

Hoy, más que nunca, me he dado cuenta.
Hoy que llegué y le di la mano a mi abuelo, que salía del quirófano por una operación de corazón. Eso es lo mejor que tendré en la vida.

diumenge, 16 de maig del 2010

ALEGRÍAS EN EL INCENDIO

Me perdí un día de escribir y ya tengo demasiadas cosas que contar.
Incidentes del día de ayer.
Bueno, os cuento mis fieles amigos.
Trabajo en la recepción de un hotel, unos días por la mañana y otros por la tarde.
Casualmente esta semana el jefe está fuera y nos toca hacernos responsables de todo lo que pase en el hotel.
Llevaba ya casi la totalidad de mi jornada finalizada y con mi trabajo hecho cuando decidí ponerme a limpiar la recepción. Le hice caso a la chica de la limpieza y saqué todos los productos que había en el carrito:
- Brillo para madera.
- Limpia cristales.
- Líquido especial aluminio
...

y me puse a limpiar cuando, de repente, enfrente de mis morros me encontré con la alarma de incendios y pensé: pfff... esto está lleno de polvo! Así que cogí el trapo y me puse a limpiar y cuando SUAVEMENTE deslizé el trapito por encima, aquello se puso a pitar.

A todo esto, hay que decir que sólo llevo trabajando quince días, lo que hace que el corazón te lata aún más deprisa de lo normal.

De repente, todos los trabajadores del hotel preguntando: ¿Qué problema hay? ¿Cómo se desactiva? ...
Pero claro, a mi nadie me había informado de el procedimiento que hay que seguir en caso de incendio así que lo primero que se me ocurrió fué llamar a la policía.

Les llamo.

- Hola, buenos días, mira, te llamó del Hotel X, que estaba quitando el polvo y ha saltado la alarma accidentalmente.
- Ah! Muy bien, no te preocupes, nosotros la desactivamos desde aquí.
- Vale, muchas gracias, pero no tarde que el ruido este es inhumano.

Pasan 15 minutos y la alarma sigue sonando.
Vuelvo a llamar a la policía.

- Mira, que es que he llamado hace 15 minutos por el tema de la alarma de incendios y el policía me ha dicho que la desactivaba desde ahí y claro, aún no ha parado de sonar.
- ¿Te ha dicho eso?
- Sí.
- Pues desde aquí no se puede desactivar. Bueno, ahora vamos!
- Gracias, pero por favor, no tarden!

Llamo al electricista.

- Mira, que ha saltado la alarma de incendios mientras limpiaba el polvo y no sé como desactivarla, ¿puedes venir rápido por favor?
- Sísí, en menos de 10 minutos estoy ahí.

Llega un descapotable al hotel (a todo esto, la alarma sigue sonando). Parece que son unos posibles clientes del Restaurante y oigo:

- ¿Está sonando la alarma? Vámonos mejor!

Me acerco.

- Perdona, ¿está sonando la alarma?
- Sísí, pero el técnico está de camino. En menos de 10 minutos está aquí para arreglarlo. Además no ha sucedido nada, la he activado yo mientras quitaba el polvo.
-Ah, bueno... es que mi amiga es crítica de cocina y veníamos a probar los arroces del restaurante.

Me faltó una ráfaga de viento para caerme muerta en ese mismo momento.

Llega el electricista al cabo de 5 minutos y desactiva la alarma.
De repente oigo aplausos y salgo a la terraza: LOS CLIENTES.

Voy, les pido disculpas, sobretodo a la crítica gastronómica y le digo:
- ¿Que tal, todo bien? ¿Les ha gustado la comida?
- Sísí, perfecto, salvo por el sonido de las gaviotas. ¿Hay muchas por esta zona no?

Oigo justo detrás mío:
- Hola, buenos días.

Me giro.
La policía.

divendres, 14 de maig del 2010

Qué cosas tiene la vida

Tengo sueño, me duelen los pies, un poquito la cabeza, la tripa da vueltas, creo que podría ser por algún que otro chupito de esos que nos hicimos ayer.
Os cuento, estuve todo el día muy tranquila. Fuí a trabajar y cuando terminé fuí a mi antiguo trabajo a ver si, por fín, conseguía que me pagaran el dinero que me debían. Y bueno, la cosa fué así: Pido llamar a la chica encargada de dar los cheques y tal...

- Sísí, pasa...

Entro a su despacho.

- Hola Rebeca que tal?
- Muy bien y tu?
- Bien, gracias.
- Bueno, venía a devolveros el uniforme y a ver como estaba el tema del cobro.
- ¿Pero tu no has cobrado aún?
- Mmmm... no!
- Bueno, espera a ver, hablo con el contable y a ver qué me dice.
- ...
- De momento no tenemos aquí el cheque pero... ¿es muy urgente?

Que si es muy urgente me dice... pues claro que es urgente, es mi dinero, estoy en números rojos, claro que es urgente!!! Pero tu sabes en qué tiempos estamos?

- Mujer pues... sí!
- Bueno, pues mmm.. nose, bueno, yo ahora hablo con el contable y a ver si para el lunes o martes lo podemos tener aquí eh!
- Ah, bueno... gracias.

Total, que llegas, das la cara, porque claro, a ver a quién le gusta ir a reclamar pagos... (a mi no, desde luego), pasas verguenza, y encima que no te pagan, te vas con la cabeza baja y sin un duro.

Al final salí medio tambaleando y dije: ale, me voy a ver a mi abuela.
Y la veo, y la mujer pues no tiene memoria ni me reconoce pero yo voy a verla porque es mi abuela. Llego, me siento con ella, y después de media hora de intentar que te reconozca cuando sabes que no lo va a hacer, desisto y le digo:

- Abuela, dime el rezo tan bonito ese que te sabías tu.

No se acuerda de mi, ni de sus hijos, ni de nada ni de nadie pero le pides que reze y ella reza. Y no te reza un padre nuestro no, te reza algo que dura más de cinco minutos y se acuerda como si lo tuviera escrito en la palma de la mano. Ay! Qué cosas tiene la vida...

Luego fuí a tomar una cervecita, otra, a cenar (una copita de vino), y luego a tomar el café y una misteleta, lo que se transformó en un ambiente de humo y alcohol y unas ganas inmensas de quedar-me allí, con esa gente que hacía tanto tiempo que no veía. Mis ansias de colegueo y de juerga fueron tales que empezamos con los preparativos:

UNA APUESTA

Esto, chicos siempre le da emoción a la noche y anima a tus amigos a tomar una copa más... que deleite, una copa más, lo que significa que hay posibilidades, que la cosa se anima y que hoy, puede ser una gran noche!
¿Qué pasó?¿Porqué de repente me acuerdo de que mañana tengo que trabajar?
Es el peor momento de la noche, estás genial, con buena compañía y, de repente, ataque de responsabilidad, JODER!! Y claro, te entran las dudas, y si lo dices, les entran dudas a tus colegas también, te vuelves pensativo... pff.. !! me tengo que ir, me tengo que ir, me tengo que ir, y al final lo dices:

- Chicos, yo me voy que mañana trabajo.
- Andaa!! Pero si acabas de llegar, va! tómate una más y luego te vas a casa

Y eso, los muy cabrones, lo dicen porque me conocen, porque saben que si tomo una copa más, me pongo a bailar encima de la mesa y me quedo.

Ayer pude, lo hice, lo pensé mucho y al final dije:

- No, no, me voy!

Ella, 1 y 2

Ella, 1, miraba a su alrededor y reía,
disfrutaba con lo que tenía, le gustaba conocer gente, salía.
Ella, 2, miraba a su alrededor y lloraba,
padecía con lo que tenía, rehusaba hablar con la gente, se quedaba en casa.
Ella, 1, apreciaba a las personas al primer minuto, las valoraba y confiaba.
Ella, 2, se encerraba en sí misma y le costaba mucho confiar en la gente.
Ella, 1, se caía todos los días y se equivocaba pero no perdía la esperanza y continuaba.
Ella, 2, se cayó una vez y se encerró en su mundo sin dejar que nadie entrara.

Ella, 1 y 2, era muy pequeña y grande a la vez.
Ella, 1 y 2, había sufrido mucho y no quería sufrir más.

Ella, 1, se arriesgaba y se apasionaba.
Ella, 2, guardaba sus sentimientos y no dejaba que nadie la amara.
Ella, 1, cayó enferma y todos la lloraban.
Ella, 2, cayó enferma y todos la lloraban,
pero en silencio para que ella, 2, no se enterara.

dijous, 13 de maig del 2010

El mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Kijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y hay fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;
pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca, se enciende.